LVEUM

Emoción sin adornos

Cuando intentas “estar bien” y acabas peor

Lo que pasa cuando te esfuerzas tanto por estar bien… que te rompes por dentro

¿Sabes qué cansa?

Intentar estar bien todo el puto rato.

Hacer yoga para no explotar.
Tomar infusiones para dormir.
Meditar con una app que tiene música de pajaritos y una voz que te dice que "todo está bien" cuando tú sabes que no.

Repetirte mantras.
Sonreír en el espejo.
Escribir frases de agradecimiento en un cuaderno cuando por dentro solo tienes ganas de gritar.

Y lo peor no es que no funcione.
Lo peor es sentirte culpable porque no funciona.

Pensar que el problema eres tú.
Que estás roto.
Que no estás haciendo lo suficiente.
Que te falta compromiso, voluntad o fe.

Pero no es eso.

Lo que pasa es que no necesitas estar bien todo el rato.
Lo que pasa es que te estás exigiendo estar en paz cuando estás en guerra.
Lo que pasa es que nadie te enseñó a sostener el dolor sin reprimirlo ni disfrazarlo.


Te lo digo sin anestesia

A veces, lo más sano es estar mal.
Llorar.
Gritar.
Sentir rabia.
Sentirte perdido.
Decir en voz alta: “No puedo más.”

No pasa nada.
De verdad.
No estás mal por estar mal.


Porque lo que te jode no es lo que te pasa

Lo que te jode es pelearte con lo que te pasa.
Es forzarte a estar bien cuando no es el momento.

Hay temporadas en las que todo arde.
Y no es culpa tuya.
Y no se arregla en dos días.
Ni con un baño de sal gorda.
Ni con afirmaciones en post-its.

Se arregla cuando dejas de exigirte estar arreglado.


Esto no va de hundirte

Tampoco de rendirte.
Va de reconocer que estás tocando fondo y dejar de cavar.

Va de darte espacio para sentir lo que sientes.
Va de dejarte en paz, al menos un rato.
Va de entender que la calma no se impone, se encuentra. Y no siempre está disponible.


Un ejemplo real

Una mujer que me escribió hace poco.
Me dijo que se pasaba el día poniendo buena cara en el trabajo.
Que iba al gym, leía libros de autoayuda, comía sano…
Pero por las noches se tumbaba en la cama con un vacío que no se iba con nada.

Y ¿sabes qué era lo que más le dolía?

Sentir que estaba haciendo todo “bien” pero seguía igual.

Ese dolor no venía de lo que le faltaba.
Venía de tanta autoexigencia disfrazada de autocuidado.


¿Qué puedes hacer tú?

  1. Deja de intentar estar bien.
    Suéltalo por un día. Prueba a no arreglarte. Solo observa.
  2. Escucha sin intervenir.
    ¿Qué te duele de verdad? ¿Qué llevas aguantando meses?
  3. Haz sitio al caos.
    Estás vivo. A veces eso significa estar hecho mierda.
  4. No te tapes con técnicas.
    Si lloras, lloras. Si no puedes, no puedes. No hace falta corregirlo.

Y si alguien te dice:

"Anímate, que todo pasa por algo..."

Puedes decirle:
"Sí. Pasa por mí. Y me está arrasando. Así que hoy no me animo. Hoy me dejo en paz."


Preguntas frecuentes (FAQ)

🟡 “¿Entonces no hago nada?”
Sí haces. Te das cuenta. Te observas. Te permites. Eso ya es un montón.

🟡 “¿Pero así voy a mejorar?”
Sí, pero no de la forma en que te han contado. No con control, sino con presencia. No con presión, sino con compasión.

🟡 “¿Y si me hundo?”
A veces hay que tocar fondo para dejar de pelear con el agua. Hundirse no es lo mismo que rendirse.

🟡 “¿Esto es para siempre?”
No. El dolor pasa. Pero pasa más rápido cuando lo miras, no cuando lo evitas.


¿Te suena?
Si todo esto te remueve, es que eres humano.
Y aquí tienes un lugar donde no hace falta fingir que estás bien.

La Vida Es Una Mierda.
Pero también puede ser un poco menos mierda si no la vives en soledad.

Todo lo bueno pasa en mi lista de emails, envío uno cada día, apúntate aquí:

Puedes cancelar cuando quieras